lunes, 15 de agosto de 2011

libro de quejas

13 de agosto. El viernes de carroza a calabaza


El enólogo, sin sospechar el estado de la cosa, mandó la invitación, intuyendo, quizá, el aire de la marea. Refieren la historia en Constitución o San Cristóbal. La cita era después de la jornada laboral del día para enamorarse, después de ese cúmulo de batallas semanales que conforman el lunes azul, el gris del medio y el jueves que mira las paredes y cree que no le importás.

La mujer del enólogo había sido mi amiga durante años, habíamos pasado los días oscuros una en compañía de la otra. Más tarde supimos rendirnos a la risa. Y allá nos quedamos.

El día había sido oscuro a mediodía, un enojo de granizos había arrasado la ciudad, destruido cristales, llevado a los niños al abrigo en brazos de sus madres. Un chaparrón fue tormenta. Y todos sabemos lo que pasa cuando la naturaleza se transforma.

Las palabras no saben alcanzar los actos. Y en ese funesto secreto residen los misterios y milagros de los hombres. Hay verdades que vencen pese a los esfuerzos humanos por contradecirlas.

La cita, como decía, era después del trabajo de todos. Las intenciones, el deseo: la buena comida, los buenos vinos, la amistad. Paseámonos por los retazos de biografía que el azar eligió, por ramas de genealogía que como sin darse cuenta ahí estaban, entre nosotros, por amores mutuos y versos ajenos. No faltó tampoco el tema más antiguo de la historia de los hombres. Y así, risa va, risa viene, la marea se disipó en otra noche más al son de lo absurdo de este mundo, lo preocupante se vio ultrajado de su disfraz y la orilla se descubrió de un golpe suelta y a los vientos, como si otra, otra que ya no recordaba, hubiese sido la vestida de sal y vendaval.   

No recuerdo a qué hora regresé a casa. El sábado comenzaba a esperar…

2 comentarios:

  1. "La cita era después de la jornada laboral del día para enamorarse, después de ese cúmulo de batallas semanales que conforman el lunes azul, el gris del medio y el jueves que mira las paredes y cree que no le importás."
    Me encantó.

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  2. Gracias, Juli!!!
    Se extraña Rosario, che. Un montón. Y los kilos de la tierna res colaboran con la añoranza...

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